lunes, 2 de septiembre de 2013

Me Vale Madres (Prem Dayal)

Este libro de inicio no me agrado tanto, y esto fue porque el sarcasmo con el que se expresa creo que rebaso la buena literatura de un libro que vale la pena. Sin embargo, bien dicen por ahí: "No hay que juzgar a un libro por su portada". Y es enteramente cierto.

El autor de entrada ataca lo que son las creencias religiosas y la manera de ir educando o formando a los niños, sin embargo, conforme va avanzando la lectura te puedes dar cuenta que no es ciertamente un ataque, si no que, más bien es un ataque a la conciencia individual de cualquier persona.

Prem Dayal nos empieza diciendo algo que quizá nunca habíamos reflexionado de nosotros mismos, el echo de terminamos siendo como La Mona Lisa pintarrajeada con bigotes en forma de burla. Y aunque es cierto que la formación que nos dan nuestros padres es primordial para nuestro carácter a futuro, también es cierto que nos es más fácil culparlos a ellos e incluso a Dios (aquellos que creen en el) en vez de culparnos a nosotros mismos por nuestra ineptitud de hacer lo que realmente queremos.

Pero en fin, independientemente de la sátira social y del fácil manejo de sarcasmo que tiene Dayal; la parte importante, más bien, interesante y principal objetivo del libro es el echo de hacer lo que uno quiere y piensa. Y sobre todo la manera de lograrlo.

Los mantras mexicanos. Primeramente nos da el mantra del desapego, es decir, "Me Vale Madres". Este mantra tiene como objetivo hacernos libres; pensar, decir y hacer justo lo que queremos pero sin llegar al punto de volvernos irresponsables. El punto del "me vale madres" es romper con nuestras propias cadenas, aceptarnos a nosotros mismos para así poder luchar y conseguir lo que queremos y deseamos. Lejos de ser una excusa de nuestros errores y rebeldía, este mantra es la pauta para poder decir "NO" a todo aquello que no es necesario para nosotros, pero que por cortesía, compromiso o apariencia normalmente aceptamos.

Por otro lado, tenemos el mantra de "A La Chingada", que es el mantra de la purificación. Dayal nos dice que este es el mantra de la purificación, y que es aquel que nos ayuda a enfrentar la culpa, o más bien a deshacernos de ella en distintas etapas. Toda nuestra vida nos la pasamos cometiendo errores, desde luego es normal ya que somos humanos; sin embargo, dejamos que la culpa siempre nos persiga. Existen a grandes rasgos dos tipos de culpa, la real y la social. La culpa real es aquella que nos acosa tras algo de lo cual sacamos ventaja con alevosía; aquí nuestra conciencia nos ataca y nos hace sentir culpa, de cierta manera bien merecida. Sin embargo, la culpa social no es propiamente cierta, al menos en la mayoría de la veces, ya que este tipo de culpa es la que nos hacen sentir con el fin de manipularnos de alguna manera. Y es aquí donde aplicamos el mantra "A La Chingada", y es necesario hacerlo ya que sentirnos culpables solo nos afecta y nos hace creer lo que los demás quieren que pensemos de nosotros mismos o sentirnos tan mal para ser capaces de dar gusto a los demás. Y como la culpa simplemente no nos sirve de nada, pues entonces el mantra debe tomar partida.

En ese mismo segmento se habla del arrepentimiento, que algo generado por malas decisiones pero no es como la culpa, ya que el arrepentimiento trata más bien de aceptar el error para buscar su solución y no volver a caer en lo mismo. El arrepentimiento es una manera de regresar a nosotros mismo con plena conciencia. 

Otro punto curioso y cierto que habla durante el mantra de "A La Chingada" es el perdón, y Dayal tiene mucha razón, ya que muchas veces nos gastamos el tiempo sintiendo culpa creyendo que esto nos dará el perdón; pero nunca nos ponemos a pensar en que si sentimos culpa buscando perdón, es que en vez de buscar perdón buscamos pretextos para volver a cometer los mismos errores que nos llevaron a sentir culpa, pero ventajosamente es más fácil sentirnos culpables para parecer criminales en recuperación, que arrepentirnos para ser responsablemente libres.

Y finalmente nos dice que el mantra de "No Es Mi Pedo" es el mantra de la desidentificación. Más que desidentificación, es la identificación de uno mismo, quien es realmente uno en esencia, desde luego de ahí la desidentificación. Todo el tiempo nos estamos preocupando y peleando por las distintas etiquetas que los demás y que uno mismo nos ponemos, como el lugar del que venimos, donde estudiamos, donde trabajamos, que música escuchamos y que ropa vestimos; sin embargo, la respuesta a quien somos va más haya de toda la apariencia que intentamos dar o que los demás creen.

Especialmente en este capitulo de "No Es Mi Pedo" hay una frase que en lo personal me encanto, y con la cual yo me eh formado mi propio criterio desde hace unos años; desde luego Dayal le agrego algo que de existir "Pancho Lopez" realmente diría: "Karl Marx dijo que la religión es el opio de los pueblos, Pancho López dice que la identificación es el opio del espíritu". Esto es tan cierto, que los religiosos tachan como malo a Marx por no estar de acuerdo con la religión. Es decir, un ejemplo más de identificación por etiquetas.

El punto principal del libro, más que el sarcasmo mexicano, la identificación y reflexión espiritual; siento que es la recuperación de la individualidad que perdemos por el afán de encajar en círculos sociales que a veces ni siquiera nos interesan de verdad o que terminamos dándonos cuenta que no son lo que realmente creíamos y esperábamos.

Más que la liberación reflexiva, siento que es la conciencia responsable la que nos trata de mostrar Dayal. Si bien es un libro poco literario con un contenido un poco burdo y sobrio, vale la pena leerlo en el momento en que te topas con ironías diarias que todos vivimos y buscamos desaparecer, pero que a veces nosotros mismos creamos repetidamente.

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